Declaración de artista
Hacer del arte una fuerza vinculante que fortalezca una política estética de la vida
común recurriendo a la percepción, al saber, a las relaciones con los objetos y el territorio.
Las prácticas artísticas participan de una estética por la vida y es de aquí que el artista, ligando el arte a la cultura, participa y visibiliza la estética de lo cotidiano.
El trabajo colaborativo en el arte es una estrategia de acción colectiva que mediante la dinámica de dar y recibir restablece transacciones y compromisos, intercambios y reciprocidades en la configuración de los vínculos sociales y culturales; un estímulo y canal que mediante una imagen de sí visibiliza los actores del colectivo.
El artista de esta época trabaja con herramientas virtuales que, aunque inciten a la desterritorialización de la vida urbana, son también un recurso medial de información y comunicación que restablece el encuentro entre comunidades aisladas y sus territorios y fortalece vínculos y con lo urbano.
Asociar las historias de vida con la creación aviva los hechos y acontecimientos del país y puede restablecer puentes sensibles entre el conocimiento y la experiencia, la cultura, el patrimonio y el territorio.
¿Es la Huerta una utopía? Se plantea que mediante el trabajo colaborativo, las analogías sensibles y sinestesias (intercambios) visuales, auditivos, táctiles gustativos, etc., se reconozcan y activen nuevos circuitos y redes comunicativas entre la vida rural y la urbana; se cambie el flujo incidente de lo urbano en lo rural: por lo rural para lo urbano.
Las personas del campo tienen mucho que enseñar, los urbanitas mucho que aprender.
Esta huerta, que es un centro de operaciones del arte comprometido con la poética del intercambio activa, mediante prácticas cotidianas y estrategias propias del arte, la circulación, el registro, el intercambio, construyendo metáforas, imaginarios y narrativas que interpelan nuestra responsabilidad con el futuro. Para el punto de vista de la sociedad urbana, sin oponer naturaleza y cultura se muestra que sembrar semillas, intercambiarlas y ponerlas en circulación es una practica que transforma y fecunda caminos de encuentro con comunidades y visibilizando una estética de la vida cotidiana rural.
Desde 1978 Trixi expone su trabajo de manera individual y colectiva tanto en Colombia como en el exterior; participa en exposiciones, foros y seminarios sobre procesos de creación de arte contemporáneo a nivel nacional e internacional. Es ganadora de becas de creación otorgadas por la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.
Su trabajo ha transitado desde la escultura de pedestal hacia otros modos de intervenir y actuar en el espacio y con la materia buscando formas alternativas para presentar y establecer nuevas relaciones con el ámbito de los público. Su investigación se inscribe en la relación arte y etnografía abordando las prácticas de la vida cotidiana mediante experiencias de documentación como fotografía, dibujo y escritura. Es en este contexto que explora el libro y los impresos como una forma de experimentar con la imagen y de actuar en el espacio de la circulación del arte.
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